La atención y la memoria son funciones cognitivas que se asientan en el sistema nervioso central y más concretamente en el cerebro humano. En gran medida, somos lo que recordamos y al hacerlo, podemos guiar nuestro comportamiento y nuestras vidas.

En condiciones normales la atención y la memoria permiten al ser humano un desempeño adecuado tanto en su vida personal como laboral. Sin embargo, las características del mundo actual imponen nuevos desafíos a nuestras capacidades psicológicas.

Ni la atención ni la memoria escapan a la influencia de los nuevos escenarios en los que nos desenvolvemos. La sobrecarga de estímulos, la velocidad de los acontecimientos y el desarrollo multitarea hacen que focalizar nuestra atención y, por tanto, recordar esas tareas más difíciles.

Estamos bombardeados a diario por de llamadas de teléfono, correos electrónicos, internet, redes sociales… y salpicados de interrupciones, lo que complica nuestra capacidad de concentración y el control de otros procesos cognitivos (como el aprendizaje) o los procesos emocionales.

El cerebro humano tiene un funcionamiento similar a cualquier músculo del cuerpo y, por lo tanto, puede ser ejercitado y desarrollado para aumentar sus potencialidades. Existe siempre la posibilidad de ampliar y mejorar todas sus capacidades, igual que lo hacemos con el resto de nuestro cuerpo yendo a un gimnasio varias veces en semana.

La plasticidad cerebral es la capacidad de las células nerviosas para regenerarse anatómica y funcionalmente, como consecuencia de estimulaciones ambientales. El objetivo de esta función es conseguir una mejorar adaptación al medio ambiente.

El cerebro produce respuestas más complejas en cuanto los estímulos ambientales son más exigentes. Para ello, el cerebro tiene una reserva numérica de neuronas considerable para modular tanto la entrada de la información como la complejidad de las respuestas.

Esto acarrea el desarrollo de una red de circuitos neuronales que necesitan de grandes concentraciones de neuronas capaces de ajustar las nuevas entradas de la información y reajustar sus conexiones sinápticas o enlaces neuronales. También, de almacenar los recuerdos, interpretar y emitir respuestas eficientes ante cualquier estímulo o generar nuevos aprendizajes.

La neuroplasticidad permite una mayor capacidad de adaptación o readaptación a los cambios externos e internos, aumentar sus conexiones con otras neuronas, hacerlas estables como consecuencia de la experiencia, el aprendizaje y la estimulación sensorial y cognitiva.

Si tanto nos esforzamos en permanecer jóvenes físicamente, ¿por qué no actuar igual sobre nuestro cerebro aprovechando su plasticidad? Podemos estimular y entrenar a nuestro cerebro para mejorar nuestras capacidades cognitivas igual que lo hacemos con nuestro cuerpo.